A medida que la educación tenga éxito en el desarrollo de la capacidad creativa del hombre, podemos esperar un descenso en las enfermedades mentales...Una represión impuesta y prolongada de las necesidades creativas de la persona puede conducir a un verdadero colapso de la personalidad. Cuando se ahoga el impulso creativo, se corta de raíz la satisfacción de vivir y, en último término, se crea una tensión paralizante y sobrecogedora.
E. P. Torrance
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